martes, febrero 13, 2007

Rufus no es Rufus



Mariano, según dice la cadena ser y él mismo, está a otra cosa; no va a pedir excusas por la guerra de Irak. Esto no es que me tranquilice. Mi opinión sobre Mariano, que ya es muy negativa, empeoraría si pidiera perdón por algo así. (Por cierto, qué guapo Jose Mari el otro día en Pozuelo de Alarcón, hablando sobre el famoso, "If ai nou nau guat ai now, nau..." Dijo lo mismo pero desgraciadamente en castellano... una pena). He empezado divagando y voy a centrarme. El otro día en casa de mi amiga B. estuve viendo un video de Rufus. B. gusta de escuchar Rufus, y yo también. Va de rollito cantautor, pero por alguna razón me gusta; a pesar de esa desazón inducida. No sabía por qué; ya sí. Gracias a B. lo vi claro. Tuve un momento de lucidez. Cerré los ojos y... apareció él. Rufus Wainwright canta como Aznar; si Aznar cantara. Por favor, haced el ejercicio. Poned a Rufus, cerrad los ojos (y liberaos, por favor, sobre todo los progres). Allí está, ¿verdad? Es Jose Mari cantando.
He probado a hacerlo al revés, pero cuando me pongo alguno de los vídeos de mi ídolo Jose Mari (cosa que hago con frecuencia), cierro los ojos y no veo a Rufus hablando de política. Tengo que pensar por qué es.
Jose Mari, por favor, vuelve.

jueves, febrero 08, 2007

No tocamos fondo...

... y parece que no hay; fondo.
Hay fondo, aunque la rama carlista este extinta y el bisnietísimo no sea opción. Debemos movernos rápido. Felipe Juan Froilán de todos los Santos es la única opción que puede arreglar todo esto.

martes, febrero 06, 2007

MiniRelatoMini

La sensación era exactamente como la había imaginado; y no parece algo fácil de imaginar. Le notaba tan dentro como yo. Y quizá eso no lo llevaba tan mal como notar su antebrazo rozando el mío. Ay ay ay... pero se sobrellevó de maravilla. Sobre todo gracias a los grititos de mi chica, entre ángeles mediante. Ufff... es que hay que estar ahí para creerlo. Merece la pena, y habiendo pactado detalles como "donde" o "como", riesgo cero para corazón y pulmón. Lo difícil fue encontrarle; lógicamente, yo quería a alguien que no se pareciera nada a mí. No quería un chico bajito, moreno y con pelo. Para hierro candente ya estoy yo así que mejor algo más andrógino... rubito y de ojos claros si puede ser. Y lo difícil no fue eso, sino que un espécimen así nos gustara a los dos tanto como para ligárnosle, emborracharle y traerle a casa. Pero al fin y al cabo era ocho de agosto y un regalo de cumpleaños es... un regalo de cumpleaños. [...]
De una manera u otra, mi novia acabó levantándose. No sabría decir a donde, así que me quedé con mi chico tumbado en la cama. Como no sabía por donde tirar...
-¿Un té moro? Ya tengo azúcar.

(Nota del autor: ¡EEEEhh, eeehhh, pero no estaréis pensando que...!)