
El último post de C. es demoledor. Lo he leído muy deprisa y no me atrevo a releerlo. Sé que si lo hago acabaré cometiendo la vulgaridad de reclamar algún material gráfico virtual que pide a gritos salir a la luz. En cualquier caso (ya estaba divagando) iba a comentarlo pero me he dado cuenta que me daba para escribir algo aquí; sin problemas de espacio ni de moral.
Siempre he querido ser más ágil como ligón. Nunca he sabido hacerlo; aunque la verdad es que casi nunca lo he intentado. Nunca he entrado a una desconocida en un bar. Ni en un bar ni en un museo... ni en Ikea. Cuando pienso por qué, creo que es una mezcla de timidez, educación y orgullo (no sabría ponderar unas y otro). Me ha venido a la mente imaginando las decenas de miles de nuevas relaciones, largas o cortas, que salen todos los días en museos, exposiciones, conciertos, ... y todas con la misma estructura; la que define C. y la que confirma la comentadora de su post. Algunos con tanta naturalidad y otros ni en un sitio ni en otro. (L. me acabó contando como alguna vez ha llegado a "conceder" a ligones de exposición de fotografía; una variedad más alternativa que los ligones de museo). Y yo sin haber entrado en toda mi vida a una desconocida.
Por centrarme un poco, y como he dejado caer antes, lo que quería en realidad es hablar de otra cosa. Últimamente pienso que hay un entorno especialmente ideal para ligar. Ikea. A lo mejor es por que voy demasiado a Ikea (hay meses que he ido hasta dos veces) pero no puedo dejar de pensar que es un escenario ideal. Decenas de chicas solas; a veces por parejas. Tremendamente atractivas, alternativas, sexies. Con ropa de pana, malasañeras, peinados ideales y preciosas bandoleras. Me encanta mirar a las treintañeras de Ikea. El eye-link que estableces es irresistible. Un pelo más corto que el que consigues en un museo, claro, y por supuesto mucho más corto que en la salida de un concierto de música antigua (las aficionadas a la música antigua son mucho más fáciles que las que van a conciertos de música clásica basura, por cierto) Pero al fin y al cabo, es un irresistible enlace visual... y vuelvo a divagar. En Ikea no hace falta ir de fotógrafo para entrar a treintañeras de precioso tipo y ofrecer una foto atada a un cabecero de forja tocada solo con una boina. Puedes esperar en la sección de sanitarios, acercarte por detrás, y dejar caer algo como "Estuve buscando una solución así pero no la tienen. Al final cogí una estantería Lack y la he modificado para convertirla en un bastidor que sostiene un lavabo flotante". Dicho en el momento oportuno te hará parecer irresistible ante o una o dos treintañeras desamparadas en Ikea. Con más pelotas todavía puedes hasta pedir a alguna que se siente contigo en un sofá Kipplan; la estrategia es pretender necesitar saber qué aura aparece con dos personas sentadas. Luego no tienes más que continuar discutiendo si la funda de borreguito amarfilado porno irá bien con el suelo Tundra blanco.
El único mensaje de este post es que estoy convencido de que ya hay potentes cuarentones en sus productivos early forties, por supuesto, que en lugar de utilizar museos o exposiciones de fotografía, follan sin parar gracias a Ikea. Por muchas razones no seré nunca uno de ellos y lo único que quiero es que alguien me diga: "Sí, yo los he visto. Existen". Para mí será como haber predicho y modelado la existencia del neutron por un excedente de masa en la materia medida.